
Ninety One (o «91», transliteración kazaja-latina — Toqsan Bir) es una boy band kazaja que apareció en la escena musical a mediados de la década de 2010. El grupo se considera pionero del género Q-pop (Qazaq-pop), una nueva ola de música pop de Kazajistán que fusiona los formatos pop occidentales y asiáticos con elementos lingüísticos y culturales locales.
Fundación y primeros pasos
El grupo se formó en 2014 como parte del proyecto «K-Top Idols», cuyo objetivo era crear la primera banda de ídolos de Kazajistán. La formación original estaba compuesta por ganadores del concurso y nuevos integrantes. En 2015, bajo el nombre Ninety One, debutaron oficialmente con el sencillo «Айыптама» («No me culpes»), lanzado el 1 de septiembre, que tuvo un gran impacto y se mantuvo durante semanas en las listas kazajas.
El nombre Ninety One (91) tiene un significado simbólico: hace referencia al año 1991, cuando Kazajistán obtuvo su independencia. Representa la libertad, la renovación y el nacimiento de un nuevo lenguaje musical.
Estilo, misión y música
El estilo musical de Ninety One es una fusión de melodías pop, rap, elementos del K-pop, coreografías de baile y letras en idioma kazajo. Fueron de los primeros artistas en alejarse conscientemente de los formatos completamente rusos o ingleses, apostando por un enfoque moderno con identidad nacional y una estética visual potente.
Su imagen audaz —cabellos teñidos, maquillaje y un estilo escénico poco convencional— generó inicialmente polémica en los sectores más conservadores, pero con el tiempo se convirtió en parte de su marca artística y un símbolo de libertad juvenil y autoexpresión.
Éxito y evolución
Tras su debut, el grupo ganó rápidamente popularidad entre la juventud. Sus primeros conciertos y giras impulsaron el crecimiento de una sólida base de seguidores. A pesar del éxito, Ninety One enfrentó críticas y presión pública por parte de sectores conservadores que los acusaban de «romper con las tradiciones». Este conflicto reforzó su relevancia cultural, convirtiéndolos en un fenómeno que trascendió la música.
En los años siguientes, Ninety One lanzó varios miniálbumes y producciones de estudio, consolidándose como una de las fuerzas más influyentes del pop kazajo moderno. Más que una banda, se convirtieron en un símbolo generacional y en representantes del cambio cultural y la identidad juvenil.
Principales lanzamientos y logros
Entre sus trabajos más destacados se encuentran el miniálbum debut «Айыптама» (2015), el álbum de estudio «Qarangy Zharyq» (2017) y sencillos como «Қалай қарайсың?», «Su Asty», «Mooz» y «Boyman». La banda también ha participado en proyectos internacionales, colaboraciones culturales y presentaciones en Asia.
Influencia y relevancia cultural
Ninety One no solo redefinió la música kazaja, sino que también promovió el uso del idioma kazajo y la cultura nacional entre las nuevas generaciones, demostrando que se puede ser moderno sin perder la identidad. Su trayectoria simboliza la transición cultural de lo tradicional a lo global, del consumo pasivo a la autoafirmación creativa.
El grupo se convirtió en el catalizador del movimiento Q-pop, abriendo camino a nuevos artistas kazajos para expresarse en su propio idioma dentro de un formato contemporáneo e internacional.
Datos interesantes
- El nombre del grupo hace referencia directa al año 1991, fecha de la independencia de Kazajistán.
- Uno de los integrantes, Ace, realizó una pasantía en una agencia surcoreana, lo que influyó en el estilo escénico del grupo.
- A pesar de las críticas y los conciertos cancelados en sus primeros años, Ninety One logró mantener su carrera y consolidar su marca.
- Para muchos fans, Ninety One fue la primera boy band «nacional», dando origen a la comunidad de seguidores Eaglez.
- Sus canciones suelen combinar el idioma kazajo con escritura latina, reflejando su deseo de alcanzar una proyección internacional.
Conclusión
Ninety One es uno de los fenómenos más importantes de la música moderna de Kazajistán: un puente entre generaciones, un símbolo de la juventud y una prueba de que se puede ser contemporáneo sin renunciar a las raíces. Su camino demuestra que una nueva generación puede expresarse con su propia voz, tener una imagen moderna y ser escuchada, no solo en casa, sino también en el mundo entero.